La capital y su cultura: “Si La Habana no existiera, yo la inventaría”

Hay una Habana colonial, una Habana ecléctica, y una Habana déco y también una Habana moderna.  Según Eusebio Leal, La Habana es “un estado de ánimo”.

Sociedad15/11/2019 Thalía Fuentes Puebla, Ariel Cecilio Lemus
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La Habana. Foto: Ariel Cecilio Lemus/ Granma/Cubadebate.

En el año 2009 decía Eusebio Leal en una entrevista sobre La Habana: “Es la ciudad de la arquitectura, de la poesía, de las rebeldías; la ciudad conspirativa, de los grandes actos heroicos, en definitiva, de la cultura, esa es la que hay que conmemorar”.

Hoy, 10 años después, La Habana continúa siendo ese monumento al arte y a la creación. La Habana se pinta de colores cual cuadro de Portocarrero o Flora Fong. La Habana suena a bolero y a rumba. La Habana baila al compás de su gente. La Habana proyecta sueños y edifica realidades. La Habana cumple su medio milenio, forjado en cultura e historia.

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La palabra cultura se define como el conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social, transmitido de generación en generación. Incluye la lengua, procesos, modos de vida, costumbres, tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimientos. Por eso, para hablar de los aportes de la cultura a La Habana las cuartillas no serían suficientes, ni las palabras oportunas si describimos los motivos por los cuales es “una ciudad maravilla”. 

Para palpar esos aportes basta visitar los Estudios Areíto, allá, en la calle San Miguel, donde se conserva la mayor biblioteca fonográfica del país. Han pasado por sus cabinas figuras como Nat King Cole, Josephine Baker, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Chucho Valdés, Sonia Silvestre, Soledad Bravo, Vicente Garrido, Susana Bacca, Roy Brown, Ry Cooder, Miguelito Valdés y los artistas integrantes del Buena Vista Social Club, entre otros grandes de la música cubana e internacional.

Son muchos los que han escogido a la capital como musa, Los Zafiros, Ireno García, José Antonio Quesada, Gerardo Alfonso, Carlos Varela, Juan Formell y Raúl Paz. Silvio se enamoró de una Habana, de una mujer…de la más hermosa.

También los poetas: “Qué sería de mí si no existieras,/ Mi ciudad de La Habana /Si no existieras, mi ciudad de sueño/ En claridad y espuma edificada, /Qué sería de mí sin tus portales, […]”, escribió el poeta Fayad Jamís. Plácido Domínguez plasmó en letras a la capital “Mirad La Habana allí color de nieve/ Gentil indiana de estructura fina/ Sin alma, sin calor, sin sentimiento/ hecha a los golpes con el hierro duro”.

Hay una Habana colonial, una Habana ecléctica, y una Habana déco y también una Habana moderna.  Según Eusebio Leal, La Habana es “un estado de ánimo”.

“Cuando uno llega a La Habana, siente que algo le seduce, le atrae, le atrapa, no deja indiferente a nadie. A veces la ciudad está cubierta por un velo de decadencia. Pero cuando tú rompes el velo aparece el esplendor de su urbanismo y de una arquitectura que te permite, por una sola avenida, ir desde los castillos del siglo XVI hasta la modernidad de Richard Neutra”.

Cada quien la vive, la sueña o la siente a su manera: para la mayoría de los artistas, La Habana fue o es, de muchas maneras, una inspiración.

“Para hacer lo que me nutre tengo que llegar a La Habana Vieja que ha sido mi guarida, mi cueva; sus muros, sus iglesias, sus piedras, su olor, sus ruidos y gente son mi gran fuente de inspiración. La Habana vieja tiene un verdusco que no he encontrado en otros sitios y sus gentes también poseen ese tono, acentuado por el color a tierra: es un color pegado a lo humano”, asegura Choco (Eduardo Roca Salazar) grabador y pintor.

La Habana llega a sus 500 años, sí, esa, donde voló Matías Pérez, la del El viejo y el mar  de  Hemingway; la ciudad de Cecilia Valdés; la colorida del Cabaret de Tropicana; la del mejor ballet del mundo; la del ashé y el culto a los Orichas; la del Caballero de París; la de La Boguedita del Medio y su mojito; la de la Giraldilla; la del Cristo que cuida La Bahía; la de los Tres Reyes del Morro; la de los Leones del Prado; la de la Universidad; la que enfrentó a los ingleses, a los españoles y a los americanos; la que resiste; la que se ilumina cada noche y justo a las 9 estremece con el cañonazo.

Es La Habana de la música, de la plástica, del baile y de la escena.  Es la ciudad que hoy cumple 500 años y renace, se reinventa. Es La Habana en la que vivo, en la que camino y sueño. Esta es La Habana, y ojalá que dure 500 años más, porque cómo dijera un célebre: “Si La Habana no existiera, yo la inventaría”.

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Bienal de La Habana. Foto: Ariel Cecilio Lemus/Granma/Cubadebate

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Silvio Rodríguez. Foto: Ariel Cecilio Lemus/Granma/Cubadebate

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