Fin a los Presupuestos 2018: de Montoro a Montero en 910 días

La historia de las cuentas de 2018 es atípica desde su mismo nacimiento, ya que, tras ser creadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, con Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda

Economía02/01/2021 Servimedia
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La entrada en vigor este viernes 1 de enero de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2021 pone fin a la vigencia de las anteriores cuentas que consiguieron ser aprobadas por el Congreso y el Senado, las de 2018, las únicas que han sido prorrogadas dos veces -en 2019 y 2020- y que han estado en vigor en tres años distintos, con un récord de 910 días en los que han sido constantes los acontecimientos que hacen del mundo de 2021 uno muy distinto del de hace tres años.

La historia de las cuentas de 2018 es atípica desde su mismo nacimiento, ya que, tras ser creadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, con Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda, quedaron huérfanas antes incluso de ver la luz, siendo adoptadas forzosamente por otro Gobierno que inicialmente las había repudiado.

Tras cumplir la primera fase de su gestación al ser aprobadas por el Congreso el 23 de mayo, el 1 de junio morían los padres de la criatura. A los pocos días de conocerse la sentencia de la primera época de la ‘Trama Gürtel’, por primera vez desde la restauración democrática de 1978 tenía éxito una moción de censura, con la que Pedro Sánchez relevó a Rajoy como presidente del Gobierno y María Jesús Montero, sevillana y hasta entonces consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, sucedió a Cristóbal Montoro, jienense, al frente del Ministerio de Hacienda.

La nueva titular del número 9 de la madrileña calle de Alcalá asumió la responsabilidad de ser la matrona de unos Presupuestos que no quería, pero cuya aprobación tuvo que defender, primero en el Senado y después de nuevo en el Congreso, con el objetivo de terminar el parto cuanto antes y poder trabajar en unos nuevos Presupuestos que dejasen atrás la etapa de gobierno popular y llevaran el sello del PSOE. Los Presupuestos fueron aprobados definitivamente el 28 de junio y entraron en vigor el 5 de julio, iniciando la vida de las que nadie podría sospechar que serían, con diferencia, las cuentas más longevas de la democracia española.

CAMBIOS

Durante sus 910 días de vida, los transcurridos desde el 5 de julio de 2018 al 31 de diciembre de 2020, los PGE de 2018 asistieron a muchos cambios. En España, vieron cómo el Valle de los Caídos dejó de ser el mausoleo de un dictador; a Juan Carlos I mudarse a Emiratos Árabes para alejar su sombra de la Corona de su hijo; y, tras dos elecciones generales en un mismo año, cómo se formaba en España el primer Gobierno de coalición desde la Segunda República, integrado por el PSOE y un Unidas Podemos que finalmente asaltó los cielos de La Moncloa con Pablo Iglesias como vicepresidente pero con Íñigo Errejón independizado.

También vieron el adiós del sempiterno Rajoy, relevado en el PP por un Pablo Casado que ganó la carrera a Soraya Sáenz de Santamaría -otro adiós-; observaron cómo se rompían los anaranjados sueños de grandeza de Albert Rivera, sucedido por Inés Arrimadas al frente de Ciudadanos; contemplaron al PSOE destronado por primera vez en Andalucía; presenciaron la vuelta de la ultraderecha, encarnada por Vox, a las sedes parlamentarias. Eso sí, entre tanto cambio asistieron celosos al papel de ancla estabilizadora desempeñado, una vez más, por el PNV, formación cuyos votos fueron imprescindibles para dar vida tanto a los Presupuestos de 2018 como a los de 2021.

Además, las cuentas del 2018 también han asistido al crepúsculo del ‘procés’ del independentismo catalán, que, si entre 2016 y 2019 centró y bloqueó el escenario político, llegando a rechazar el proyecto de Presupuestos de 2019 y provocar una repetición electoral -alargando así la vida del protagonista de esta historia-, en 2020 dio paso a la colaboración de ERC y PDECat para apoyar los Presupuestos de 2021 y dar estabilidad al Gobierno de coalición. Tanto es así que en diciembre de 2020 Hacienda puso fin al control reforzado que venía ejerciendo sobre las cuentas de la Generalitat de Catalunya desde 2015, cuando fue aplicado por Montoro lo que el ahora portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha denominado “el 155 financiero”.

Fuera de España, se terminó el gobierno a golpe de tuit de Donald Trump desde la Casa Blanca y el número 10 de Downing Street cambió a Theresa May por Boris Johnson para culminar el Brexit, dejando a la Unión Europea con un huésped menos. Incluso, en un mundo cada vez más fugaz y cambiante, los Presupuestos de 2018 estuvieron a punto de alcanzar a ver la retirada de Angela Merkel, que en 2021 dejará la Cancillería alemana, no sin antes haberle dado un giro a la política económica de la UE como líder de la principal potencia europea.

BAZUCA CONTRA LA PANDEMIA

En 910 días de semejantes cambios, si ha habido un acontecimiento anómalo e inesperado es el de una pandemia mundial por la que se han contagiado más de 82 millones de personas en todo el mundo y han fallecido más de 1,79 millones -1,89 millones de contagios y más de 50.000 muertos en España-, que ha obligado a los gobiernos a parar sus economías y decretar el confinamiento de sus ciudadanos durante meses, y por la que organismos como el FMI y la OCDE prevén que el PIB mundial caiga más de un 4% en 2020.

Ante este escenario, y en contraste con las recetas de recorte y control del gasto público prescritas durante la anterior crisis financiera, la UE decidió suspender las reglas fiscales en 2020 y 2021, acogiéndose a la cláusula de escape que contempla el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE ante situaciones extraordinarias, y que, en el caso de España, se recoge en el famoso artículo 135 de la Constitución, símbolo de las políticas de austeridad, y en el artículo 11.3 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, conocida habitualmente como ‘Ley Montoro’ al ser el ministro de Hacienda del PP el encargado de aplicar estas recetas.

En España, que venía de liderar los últimos años el crecimiento económico de la zona euro con avances superiores al 2%, está previsto que la caída del PIB en 2020 sea superior al 10%, mientras el déficit, que cerró 2019 en el 2,82% del PIB, se elevará por encima del 11% y la deuda, en el 95,5% del PIB al cierre de 2019, se acerque al 120%.

Para hacer frente a esta crisis sanitaria y económica, los Estados miembro de la UE acordaron la creación de un fondo, un bazuca de 750.000 millones de euros a repartir durante los próximos seis años y del que España recibirá 140.000 millones, 27.000 de ellos en 2020, con los que financiar las medidas sanitarias y económicas necesarias para atajar la crisis, estimular la economía y acometer reformas.

De esta forma, si los Presupuestos de 2018 fueron aprobados con un techo de gasto de 119.834 millones -el tercero más bajo en el periodo 2005-2021, sólo inferior a los de 2012 y 2017-, los de 2021 cuentan con 194.456 millones, un 62,27% más.

DEL “NADA ES ETERNO” A “LA LOTERÍA”

Con el fin de 2020, cuando las cuentas nacidas en 2018 exhalaban ya sus últimos halos de vida, el padre de la criatura habló como quien sabe que ha disfrutado de una vida larga y plena, mucho más de lo que cualquiera hubiese imaginado. “Nada es eterno, todo tiene su fin y es natural. Han durado tres años, es evidente que no daban para más ante la situación tan extraordinaria y tan problemática que estamos viviendo”, confortó Montoro el 23 de diciembre, un día después de que se certificase el fin de su última obra.

Este 1 de enero de 2021 las nuevas cuentas entran en vigor, y su autora, María Jesús Montero, que ha tenido que esperar 910 días para tener una creación propia, con el ADN de su Gobierno, lo celebrará tal y como ya hizo la semana pasada. “Con estos Presupuestos a este país le ha tocado la lotería”, declaró, en referencia a las cuentas públicas. A las suyas. Las de 2018 ya son historia porque “nada es eterno”.
(SERVIMEDIA)

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