¡Excelente iniciativa!
Por primera vez en la historia una nave espacial ha entrado en la atmósfera del Sol y ha sobrevivido para contarlo. Hoy se publican los primeros resultados científicos recogidos por la Sonda Solar Parker de la NASA durante sus dos primeros acercamientos al astro. Los datos desvelan una estrella mucho más violenta y enigmática de lo que se pensaba.
La principal misión de la Parker es entender por qué las capas más superficiales de la atmósfera solar, la corona, pueden alcanzar temperaturas de un millón de grados mientras que mucho más adentro, en la superficie, solo hay unos 5.000 grados.
Resolver este enigma es esencial para entender el comportamiento de la estrella y su viento solar, una oleada de partículas subatómicas cargadas que escupe en todas direcciones. Las tormentas solares pueden ser una amenaza para los astronautas y causar importantes daños en el tendido eléctrico y las comunicaciones por satélite.
La sonda ha explorado la zona a unos 24 millones de kilómetros de la superficie, seis veces más cerca de lo que la Tierra está del Sol. La nave sigue una órbita muy apaisada de modo que, tras acercarse al máximo al Sol, se aleja hasta llegar más allá de Venus, el segundo planeta más cercano al astro. Además va armada con un escudo térmico que siempre da la cara al Sol y que es capaz de soportar temperaturas de 1.400 grados. Al otro lado de esta coraza los instrumentos científicos se mantienen a unos 30 grados.
Los primeros resultados de la misión se publican hoy en cuatro estudios en la revista científica Nature. Uno de ellos demuestra que el flujo de partículas es mucho más rápido de lo que se había observado.
"Hemos visto que el viento solar avanza formando enormes olas que, en cuestión de minutos, duplican su velocidad llegando hasta los 150 kilómetros por segundo", explica Justin Kasper, físico de la Universidad de Michigan y coautor de varios de los estudios publicados hoy. "Es algo nunca visto hasta ahora", resalta el investigador.
Las ráfagas de viento solar "vienen en grupos y parecen tener una estructura coherente", explica Kasper. Según su equipo, estos patrones pueden deberse a que el Sol genera un campo magnético que marca el camino que siguen las partículas y las acelera. Esta especie de autopista tiene forma de s, de forma que los electrones y protones cargados no viajan en línea recta, sino haciendo eses en su cada vez más rápido camino hacia la Tierra.