La renta básica como una respuesta a la desigualdad creciente

Se trata de una asignación que el estado entregaría a cada persona, por el hecho de haber nacido tal, para asegurar su subsistencia y que cuente con condiciones de vida dignas (comida, casa, energía, comunicaciones…)

Sociedad - Derechos Humanos 14/11/2020 Pressenza IPA
La renta basica universal

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 Juana Pérez Montero.

El pasado viernes 12 de noviembre, el Instituto de políticas públicas Humanizar organizó el conversatorio Desigualdad creciente: un desafío para la economía, en el que participaron decenas de personas a través de diversas redes.

En el mismo se hizo un análisis de la situación actual y se buscaron posibles salidas para dar respuesta a la desigualdad económica que aumenta sin parar.

Por nuestro lado, defendimos la puesta en marcha de una renta básica como un primer paso para la redistribución de la riqueza, que se acumula más y más en menos manos cada día,  entendiendo que una RB no es la solución a todos los problemas que hoy viven las poblaciones y que ha de ir acompañada de otras políticas públicas. Compartimos aquí algunas ideas básicas que planteamos con los participantes, como base para el intercambio que se desarrolló después.

La renta básica como una respuesta a la desigualdad creciente

El título que nos convoca en este encuentro «Desigualdad creciente: un desafío para la economía» , ya define algo que todas y todos conocemos: La desigualdad va en aumento y el COVID la ha disparado. Millones de seres humanos se ven arrastrados a la pobreza mientras una minoría se enriquece más y más.

Daremos algunas pinceladas sobre el momento actual como contexto

Los avances en inteligencia artificial, robótica, tecnológicos en general… generan:

De un lado, cada vez más riqueza que se acumula en menos manos como hemos dicho, una riqueza que –según expertos diversos- daría para que toda la humanidad viviera en condiciones de vida digna.

Y por otro, la automatización del empleo supone pérdida de puestos de trabajo remunerado, lo que implica que cada día van cayendo miles y miles de personas al abismo de la precariedad y la pobreza.

Esto implica que se ha roto la ecuación por la cual empleo/salario era igual a supervivencia. Algo fundamental a anotar.

Ahora bien, ¿De qué hablamos cuando hablamos de renta básica?

Se trata de una asignación que el estado entregaría a cada persona, por el hecho de haber nacido tal, para asegurar su subsistencia y que cuente con condiciones de vida dignas (comida, casa, energía, comunicaciones…)

Una renta básica tiene algunas características, podríamos decir:

Es universal, se entrega a toda la población, desde el más pobre al más rico, a todas las personas. Estamos hablando de derechos y reivindicamos –desde colectivos y activistas diversos, en mi caso desde la RHxRBU que se reconozca como derecho universal. Y para que sea tal, ha de darse a todos, sin excepción.

Ello no implica que toda la población gane con una renta básica, los más ricos la recibirían también pero no ganarían con ello, perderían porque tendrían que pagar más impuestos que irían destinados al pago de la citada renta básica.

Es incondicional. A nadie se le pregunta si es rico o pobre, si tiene ganas o no de trabajar.

Se trata de una asignación individual, se entrega a cada persona a diferencia de las ayudas para pobres que, habitualmente, van dirigidas a núcleos familiares,  y que, de haber hombres en tal unidas, suelen ser quienes las reciben, quedando la mujer y los hijos en situación de dependencia.

Y además ha de ser suficiente, de un monto igual o superior al umbral de la pobreza…

Por supuesto, ha de ser una medida permanente. Es decir, que suponga que pasamos a otra etapa, en la cual dejemos de estar preocupados por la subsistencia, con la consecuente pérdida de temor al hambre, a la enfermedad y la muerte, ligadas a la miseria y la precariedad ¿Se imaginan cuánto dolor y sufrimiento eliminaría la implementación de una renta básica?

Por supuesto, al recibir una renta básica obtendríamos otros beneficios, además de la eliminación de la pobreza y la estigmatización que produce la misma; se reconocería el trabajo de cuidados –un trabajo no remunerado y fundamental para la vida y que, mayoritariamente es desarrollado por mujeres y niñas-, el trabajo voluntario que tanto bien hace a quien lo desarrolla y a la sociedad, el trabajo artístico –en general no pagado- vital para el espíritu… Daría independencia a mujeres, al colectivo LGTBI, mejoraría sustancialmente la vida de niños y niñas (recordemos que la población porcentualmente más afectada por el azote de la pobreza es la infancia… Ganaríamos todas y todos en libertad, libertad para negociar un empleo, libertad en nuestras relaciones, libertad para disponer de nuestro tiempo, etc. Podríamos dedicarnos a lo que consideremos nos permita desarrollarnos y desde donde podamos aportar más y mejor a la comunidad.

https://www.pressenza.com/es/2020/11/la-renta-basica-como-una-respuesta-a-la-desigualdad-creciente/

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