En Cheste, el campeón del mundo de MotoGP, Marc Márquez, le puso el broche a su temporada fantástica con una nueva victoria, la número 12, pero todas las cámaras le siguieron la pista a Jorge Lorenzo, que se despedía del motociclismo profesional. El cinco veces campeón del mundo se baja de la moto tras 18 años. Entró en el box ovacionado por todo el paddock y se despidió del Mundial quemando rueda. Dando gas, como siempre. Para la estadística queda que detrás de Márquez terminaron Fabio Quartararo y Jack Miller.
El propio Márquez reconocía en una entrevista con EL PAÍS que le había sorprendido la retirada de su compañero de equipo porque le había visto implicarse y trabajar al máximo hasta el último momento. Pero con trabajo ya no le alcanza a Lorenzo, hastiado por las lesiones y por las exigencias de una Honda con la que nunca pilotó cómodo. El balear se retira con un bagaje de 68 victorias en 297 grandes premios y cinco títulos mundiales.
Más allá de regalarse unas "largas vacaciones en algún lugar de sol y playa", el mallorquín residente en Suiza no tiene decidido a qué va a dedicar su tiempo libre a partir de ahora. Le apetece más tener presencia en algún programa o espectáculo televisivo que mantenerse estrechamente vinculado al mundo de las motos. Dice que tiene necesidad de relajarse y alejarse de la presión.
Donde no habrá tregua es en el box del Repsol Honda. La retirada de Lorenzo ha dejado una moto libre y a Alberto Puig le han atiborrado los oídos de propuestas y nombres de candidatos. Alex Márquez es el mejor posicionado para quedarse con la segunda Honda oficial y para convertirse en compañero de equipo de su hermano Marc.