La ONU insta a bajar un 6% anual la producción mundial de combustibles fósiles

Los gobiernos del mundo deben reducir la producción de combustibles fósiles en un 6% anual hasta 2030 para limitar el calentamiento global a 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales y cumplir así el Acuerdo de París.

Sociedad - Ecología y medio ambiente03/12/2020Servicio informativoServicio informativo
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Así se indica en la segunda edición del 'Informe sobre la brecha de producción', elaborado por el Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) junto con organizaciones de investigación como el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD), el Overseas Development Institute, Climate Analytics y Cicero (Centro Internacional para la Investigación Climática y Medioambiental (Cicero).

El informe, difundido este miércoles, analiza la discrepancia entre la producción planificada de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) de los países y los niveles de producción necesarios para limitar el calentamiento global a 1,5°C y 2°C, en línea con el Acuerdo de París

Señala que la brecha de producción sigue siendo grande porque los países planean producir más del doble de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería consistente con un aumento global de temperatura de 1,5ºC.

La investigación indica que la recuperación de la crisis de la Covid-19 -enfermedad causada por el último coronavirus- marca un punto de inflexión potencial porque la pandemia provoca una acción gubernamental sin precedentes cuando las principales economías, incluidas China, Corea del Sur y Japón, se han comprometido a alcanzar emisiones netas cero de gases de efecto invernadero.

"Los devastadores incendios forestales, inundaciones y sequías de este año, y otros eventos climáticos extremos que se están desarrollando sirven como recordatorios poderosos de por qué debemos tener éxito al abordar la crisis climática. Mientras buscamos reiniciar las economías después de la pandemia de Covid-19, invertir en energía e infraestructura bajas en carbono será bueno para el empleo, las economías, la salud y el aire limpio", apuntó Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, quien añadió: "Los gobiernos deben aprovechar la oportunidad de desviar sus economías y sistemas energéticos de los combustibles fósiles y reconstruir mejor hacia un futuro más justo, sostenible y resiliente".

Michael Lazarus, autor principal del informe y director del Centro de Estados Unidos del Instituto Ambiental de Estocolmo, recalcó: "La investigación es muy clara en cuanto a que nos enfrentamos a una grave alteración del clima si los países continúan produciendo combustibles fósiles a los niveles actuales, y mucho menos a los aumentos planificados".

Una de las conclusiones del informe es que el mundo debe reducir la producción de combustibles fósiles en un 6% cada año entre 2020 y 2030 (concretamente, un 11% para el carbón, un 4% para el petróleo y un 3% para el gas) con el fin de limitar el calentamiento global a 1,5ºC, pero los países están planificando y proyectando un aumento anual medio del 2%, que para 2030 sería más del doble de la producción consistente con el límite de 1,5ºC.

FONDOS DE RECUPERACIÓN

Además, los fondos de recuperación de la Covid-19 se han asignado más al desarrollo de combustibles fósiles en lugar de a la floreciente industria de la energía limpia. Hasta el 14 de octubre de 2020, los gobiernos del G-20 habían comprometido 230.000 millones de dólares para la producción de combustibles fósiles y actividades conexas, frente a 150.000 millones de dólares para combustibles no contaminantes.

La pandemia de la Covid-19 con sus consiguientes medidas de bloqueo económico han provocado caídas a corto plazo en la producción de carbón, petróleo y gas, pero los planes anteriores al coronavirus y las medidas de estímulo posteriores a la crisis apuntan a una continuación de la creciente brecha mundial de producción de combustibles fósiles, con el consecuente riesgo de graves alteraciones climáticas.

"El impacto de la demanda impulsado por la pandemia y la caída de los precios del petróleo este año han demostrado, una vez más, la vulnerabilidad de muchas regiones y comunidades dependientes de los combustibles fósiles. La única forma de salir de esta trampa es la diversificación de estas economías más allá de los combustibles fósiles. Por desgracia, en 2020 vimos muchos gobiernos duplicar el consumo de combustibles fósiles y afianzar aún más estas vulnerabilidades", comentó Ivetta Gerasimchuk, autora principal del informe y representante del IIDS, que agregó: "En cambio, los gobiernos deberían dirigir los fondos de recuperación hacia la diversificación económica y una transición hacia energías limpias que ofrezcan un mejor potencial económico y de empleo a largo plazo. Ésta puede ser una de las empresas más desafiantes del siglo XXI, pero es necesaria y alcanzable".

El informe también profundiza en cómo el mundo puede hacer una transición equitativa de los combustibles fósiles, con la reducción más rápida en países que tienen una mayor capacidad financiera e institucional y son menos dependientes de la producción de combustibles fósiles. Algunos de los mayores productores, incluidos Australia, Canadá y Estados Unidos, están entre los que actualmente buscan grandes expansiones en el suministro de combustibles fósiles.

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