La contaminación del aire provoca daños en zonas cerebrales vinculadas al alzhéimer

Sociedad - Salud 25/05/2020 Redacción Redacción
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Marta Crous Bou y José Luis Molinuevo, autores principales estudio contaminación y Alzheimer | Foto: Fundación 'la Caixa'

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Un estudio liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center, en colaboración con ISGlobal, ambos con el impulso de la Fundación 'la Caixa', concluye que las personas más expuestas a la contaminación ambiental presentan alteraciones cerebrales en regiones afectadas en la enfermedad de Alzheimer.
Investigadores del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de la Fundación Pasqual Maragall, en colaboración con ISGlobal, ambos centros impulsados por la Fundación 'la Caixa', detectaron que las personas más expuestas a dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión del aire de menos de 10 µm de diámetro (PM10), presentan una mayor atrofia cerebral y un menor grosor cortical en áreas específicas del cerebro que se ven afectadas en la enfermedad de Alzheimer, según indican los centros en un comunicado.

“Los resultados de nuestra investigación van en línea con los estudios científicos recientes que demuestran que la contaminación del aire tiene un impacto nocivo en el cerebro y está relacionada con la incidencia de demencias”, destaca la doctora Marta Crous-Bou, primera autora del estudio y colaboradora científica del BBRC.

En este caso el estudio aporta “por primera vez” evidencia sobre el impacto negativo que la polución del aire puede tener en zonas del cerebro “estrechamente vinculadas” a la enfermedad de Alzheimer “en personas de mediana edad sin problemas cognitivos”.

La recogida de datos para la investigación se llevó a cabo entre el 2013 y el 2014 sobre 958 participantes cognitivamente sanos del Estudio Alfa del BBRC, residentes durante al menos tres años en el mismo domicilio en la ciudad de Barcelona.

Para calcular el nivel de exposición de los participantes a los gases y partículas contaminantes, el equipo de investigadores de ISGlobal utilizó los datos recogidos en Barcelona en el marco del proyecto europeo 'Escape', durante tres estaciones diferentes del año, y los cruzó con las direcciones de los participantes. El periodo de recogida de datos no es determinante en este estudio, ya que la distribución espacial de la contaminación del aire en Barcelona ha sido “bastante consistente” durante los últimos 20 años, aclaran los investigadores.

Paralelamente, gracias a las extensas pruebas que se hicieron un subgrupo de participantes del 'Estudio Alf' en la resonancia magnética, los investigadores del BBRC analizaron las áreas cerebrales que más se ven afectadas en la enfermedad de Alzheimer y las compararon con la exposición a la contaminación ambiental. Es en este punto donde detectaron que los barceloneses más expuestos a la polución del aire presentaban un grosor cortical inferior y una mayor atrofia cerebral respecto a los participantes menos expuestos.

Por el contrario, los investigadores observaron que los participantes más expuestos a zonas verdes tenían un mayor grosor en el córtex de determinadas áreas cerebrales. Por lo tanto, estas personas presentaban una mayor resiliencia a la enfermedad de Alzheimer que los participantes más expuestos a los contaminantes NO2 i PM10, que provienen principalmente de la combustión de carburantes de los vehículos y de las plantas industriales. En este caso, apuntan que no se trata de un beneficio directo de los espacios verdes, sino que más bien de una menor exposición a la polución.

El estudio fue liderado por el grupo de Investigación Clínica, Biomarcadores y Factores de Riesgo, dirigido por el doctor José Luis Molinuevo en el BBRC, y contó con el impulso de la Fundación 'la Caixa', y la colaboración del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Ciber de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes), el Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) y el Ciber de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciber-BBN).

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